Comienza el curso académico 2016-17 con novedades. De una parte, termina de implantarse la LOE y el final del 2º de Bachillerato es, hoy por hoy, algo incierto e indefinido que tiene a profesores y alumnos como rehenes de la eterna chapuza celtíbera. Por otra, en todas las aulas hay instaladas unas pizarras como la de la imagen que encabeza esta entrada, enteramente digitales, que suponen un avance respecto a la tecnología anterior, próxima a los tiempos de Altamira. Se prevén algunas sustituciones de este material de última generación por el de la próxima, dentro del plazo de un año.
En tercer lugar, una reorganización de los
espacios y recursos del instituto ha cambiado de lugar la ubicación física de
los departamentos de Latín y de Griego de nuestro centro. Cuando el IES abrió
sus puertas, allá por el curso 99, el único profesor de nuestras asignaturas
compartía departamento con los profesores de Francés y de Filosofía. Dos años
después ya habíamos descendido desde la segunda planta hasta un pequeño espacio
en el que ahora se ubica el departamento de Educación Física, en el que incluso dimos clase de 2º de Bachillerato.
Con la ampliación
del instituto se nos colocó en uno de los nuevos departamentos, junto con el
profesor de Economía: mucho espacio, poca ventana y escasa calefacción.
El crecimiento de la matrícula ha traído consigo el
aumento de profesores de las materias generales, por lo que se ha decidido que
el departamento de Lengua se traslade a nuestro antiguo espacio y nosotros
hemos ascendido de nuevo a la segunda planta, al lado del lugar en el que tuvo
su despacho el primer profesor de estas materias.
Ya hemos hecho el traslado de todo el material que hemos ido
guardando a lo largo de estos años. Ahora queda ordenarlo de nuevo y acomodarlo
al nuevo espacio, que compartimos con el departamento de Religión. Locus iste a
Deo factus est…