domingo, 21 de febrero de 2016

Marco Tulio Cicerón, de profesión orador


El Momento Histórico de la Vida de Cicerón
La época en que transcurre la vida de Cicerón es una época muy convulsa de la historia interna de Roma: guerra civil entre Mario y Sila, rebelión de los esclavos, lucha contra los piratas, guerra civil entre César y Pompeyo conjuras violentas y asaltos al poder.
En este enrarecido ambiente Cicerón destacó no sólo como hombre de pensamiento sino también como hombre de acción en defensa del estado y de sus conciudadanos, porque -son palabras de Cicerón- la patria nos engendra y nos educa no para que hagamos lo que nos plazca sino que se reserva para su servicio lo más y lo mejor de nuestra alma, de nuestras cualidades naturales y de nuestra inteligencia.
Digamos enseguida que Cicerón como escritor, como intelectual fue un triunfador, el clásico por antonomasia de la prosa latina; como político, por contra cosechó más fracasos que éxitos: partidario del sistema republicano vio cómo éste se descomponía; él mismo sufrió el exilio y, precisamente por su actividad política fue brutalmente asesinado.

Vida de Cicerón

          Primera época de su vida
          Marco Tulio Cicerón nace en Arpinas, una pequeña ciudad situada a unos 25 kilómetros al sudeste de Roma, en el año 106 a.C. en el seno de una familia ecuestre (clase media-alta acomodada), y muere en el 43 a.C. De niño se traslada a Roma, donde recibe una sólida formación retórica, jurídica y filosófica. Sirve en el ejército y con 25 años inicia su actividad como abogado, pronunciando su primer discurso. En su segundo discurso -Pro Sexto Roscio Amerino- se enfrentó a Crisógono, todopoderoso liberto de Sila el dictador. Temiendo las represalias de éste, abandona Roma y en Grecia completa su formación en contacto con los oradores, filósofos y juristas más importantes de su época.

          Cursus Honorum: su carrera política.
Los cargos públicos o magistraturas estaban escalonadas: cuestor, edil, pretor y cónsul. No se podía acceder a una sin haber ejercido la anterior. Para cada cargo se necesitaba una edad mínima: 31, 37, 40 y 43 años respectivamente. Quien accede a una magistratura con la edad legal mínima se dice que la ocupa suo anno.

Ya de vuelta en Roma va ocupando suo anno todas las magistraturas: es cuestor en Sicilia –precisamente los sicilianos le reclamarán años más tarde para que actúe de abogado acusador contra Verres, que fue quien le sucedió como cuestor en Sicilia-, es luego edil, más tarde pretor. Durante la pretura demuestra ya su inclinación hacia Pompeyo en un discurso político (De imperio Gnei Pompei) y en al año 63 a.C. alcanza la máxima magistratura: el consulado.  Siendo cónsul se produce un hecho trascendente de la Historia de Roma: la conjuración de Catilina, un intento de asalto violento al poder por parte de Catilina y otros nobles arruinados con el favor de César.  Cicerón recibe del Senado el mandato de salvar el Estado. Desenmascara la conjura y fustiga a los conjurados en cuatro celebérrimos discurso, las Catilinarias. Cinco individuos social y políticamente relevantes son ejecutados sin proceso legal.

            El exilio
Por salvar la República fue aclamado por unos como pater patriae pero sus enemigos políticos no cejaron y en el año 58 a.C. uno de ellos, Clodio, en calidad de tribuno de la plebe promovió una ley Lex Clodia de capite civis Romani por la que se condenaba al exilio y se confiscaban los bienes de quien hubiera hecho ejecutar sin las debidas garantías procesales a un ciudadano romano. Esta ley, que se aplicó retroactivamente, estaba directamente encaminada contra Cicerón que tuvo que marchar al destierro.

          Vuelta del destierro y últimos años de su vida
No estuvo mucho tiempo desterrado Cicerón. Mediante una moción y con el apoyo de Pompeyo regresa a Roma y, alejado de la política activa, dedica los últimos años de su vida a la elaboración de sus obras filosófica: De officiis, De Re Publica, De legibus; y retóricas: De oratore, Brutus, Orator. En la guerra civil que enfrenta a César y Pompeyo (que enfrenta a la República con la dictadura y el poder personal) Cicerón tomó partido por Pompeyo, por el perdedor. César tras la victoria sobre Pompeyo le perdonó generosamente. Tras el asesinato de César, Cicerón creyó -y erró- que se restauraría la vieja república, que para Cicerón era sinónimo de grandeza y de libertad.  Marco Antonio, heredero político de César, al que Cicerón fustigó en sus Filípicas le hizo matar. Cayó asesinado a manos de los sicarios de Antonio y su cabeza y sus manos fueron paseadas por el Foro.

En la vida de Cicerón, como vemos, se imbrican los nombres de Sila, Catilina, César, Pompeyo, Marco Antonio,...  En fin, la Historia de Roma. De sus discursos, unos le encumbraron a la fama, las Verrinas; otros provocaron su exilio, las Catilinarias;  y otros le condujeron a una muerte ignominiosa, las Filípicas. La vida de Cicerón, la obra de Cicerón y la Historia de Roma son tres realidades que aparecen íntimamente trabadas.

En Segundo de Bachillerato vamos a traducir unos fragmentos de las Verrinas, concretamente de la segunda sesión del juicio, unos pasajes donde se relata cómo Verres torturó y crucificó a Gavio, ciudadano romano.

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